Casa  del Sacristán

 

 

 

 

Plaza de la Catedral, 4

ASTORGA

24700 León - Spain

Si en el procedimiento anamórfico es una imagen deformada la que se 'normaliza' ante un espejo cóncavo deformante, ante esos mismos espejos es lo real lo que acaba distorsionado e incluso irreconocible. Los espejos son más que un reflejo: generan imágenes alteradas y dudosas de las cosas; o las copian y duplican con tal exactitud que, al parecer las mismas, ponen en cuestión su entidad real.

 Horroriza "esa duplicación o multiplicación espectral de la realidad. Su infalible y continuo funcionamiento... su pantomima cósmica". Inquieta esa copia perfecta y burlona que producen los espejos, y ese 'doble' imprevisto que podría sustraernos la personalidad y el alma y ocupar nuestro lugar: dar crédito a esos reflejos y reconocernos es un primer acto de fe (no hacerlo es hablar siempre con otro que es uno mismo). Tomar una imagen de algo por la cosa misma es una tentación platónica, una especulación y un espejismo (temían en el antiguo Egipto que realizar una copia de algo, por fiel que parezca, comporta diferencias que a la larga afectarían también al original). En los espejos no hay transparencia, sino algo encerrado dentro de una superficie fina y pulida (este mundo al otro lado). Espejo, emblema de la vanidad, todo y nada a la vez, reflexión de la luz.

El espejo de Hathor y el de Venus, los espejos de tinta ”que permiten ver todo lo que el hombre puede ver”; el de Leonardo da Vinci o el de Urban Grandier, que traducían lo escrito al revés. Espejos negros, embrujados; bolas de cristal que contienen el presente que anticipa un futuro que se desvanecerá como un pompa de jabón,... objetos que fascinaron a una época 'especulativa', sobrecargada, "barroca".

'Espejos de aire', eso creyeron quienes entraron en la Casa del Sacristán a oscuras y sin saber y vieron cómo la imagen de la de la Catedral se colaba por la una 'mirilla' levitando invertida, contra natura pues, algo maléfico, cuando no era más que ciencia aplicada. Dijeron que Piter Kill viajaba atravesando los espejos, y que su doble, o un reflejo suyo huido, quedó atrapado en un mascarón del Palazzo Zacco de Ragusa, en Sicilia, con sus inseparables lentes ópticos ante los ojos y magnificados colmillos que le delataban como 'vampiro', (un no muerto al que los espejos niegan su reflejo; aunque eso no signifique que no lo tenga)

especulaciones y espejismos

Si no en una biblioteca, la representación perfecta de la realidad podría estar en el espacio, un espacio imaginario, “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos”, el infinito Alep. Su diámetro era de dos o tres centímetros (como el orificio de la cámara oscura y las mirillas de la Casa del Sacristán), pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Así lo vió J.L.Borges.

Como el punto, que no tiene dimensiones pero es, el Aleph es algo muy complejo. Ese “punto donde convergen todos los puntos” no es un espejo, o una lente o uno de los “meros instrumentos de óptica”; por el contrario, tiene existencia real, es un modelo material (no meramente visual) del universo. Empero, al contenerlo todo no representa nada, resulta inabarcable para la mente humana, es “el inconcebible universo”. El Aleph más parece fruto de las deslumbrantes hipótesis de la física teórica actual, que de la añosa y turbia Cábaja judía.